EL ORIENTAL
PERIODICO LITERARIO, MERCANTIL, ECONOMICO Y DE NOTICIAS
HOLGUIN 5 de Noviembre de 1862
Año 1. No. 18
Miércoles, San Zacarías, profeta.
Hace días que estamos para ocuparnos de un asunto que interesa sobremanera al mejor servicio público, pero circunstancias independientes de nuestra intención nos han privado de hacerlo.
Ello es la imposibilidad en que se hallan los señores Jefes en quienes recae el nombramiento de Tenientes Gobernadores de jurisdicciones tan extensas como la de Holguín de conocer a palmos el inmenso territorio en que están radicadas las diez capitanías que constituyen su área jurisdiccional, como sucede entre nosotros, por más que en esos Jefes existan las mejores disposiciones para el servicio.
La Capitanía de Yariguá, por ejemplo, situada en donde lo está, ofrece inconvenientes de no poca consideración, atendidos los perjuicios que se irrogan al vecindario a la distancia en que se encuentra de la cabecera y a las dificultades con que tienen que luchar los guardas para la mantención de sus caballos.
En efecto, respecto a lo primero, basta decir que con situar la Capitanía en Vázquez o El Yarey, quedan los vecinos a menor distancia relativa para que se comprenda la conveniencia para el vecindario.
Por lo que hace a distar de la cabecera ya se ve que de 15 leguas que dista Manatí, a 15 que está El Yarey de Holguín es suficiente para comprobar lo que ganaría el servicio público.
Ahora sobre lo último, es decir, sobre los inconvenientes con que tienen que luchar los guardas, prescindiendo de la distancia de la cabecera, considérese que en Manatí ni en seca ni en primavera hay forraje de ninguna clase, y que el punto más inmediato a que pueden tener sus caballos es a legua y media, para que con esto solo se comprenda que esos hombres prestarán un servicio muy imperfecto. Nada digamos en tiempos de seca, en los que vale en Manatí un garrafón de agua, no buena sino potable, un real y real y medio, y cuando por actos del servicio se ven los guardas en la necesidad de tener los cabellos en su residencia, tienen que comprar el agua a tan crecido precio, para evitar que sus caballos mueran de sed, inconvenientes todos que desaparecerían con situar la Capitanía en más favorable sitio.
Estamos en la persuasión de que el apreciable Jefe a quien hoy están confiados los destinos de Holguín y su jurisdicción, que ya han empezado a disfrutar de los beneficios de su acertadísima administración, acogerá esta, nuestra indicación, como un deseo por que se mejore el servicio y resulte provecho al vecindario; convencidos además que su ilustrado celo, que no perdona ocasiones de consagrarse al desempeño de su destino, estudiará la cuestión de que venimos ocupándonos, y si causas de mayor peso no se oponen a la innovación que proponemos, pronto tendremos a la Capitanía de Yariguá a 15 leguas de Holguín en vez de las 25 a que hoy se encuentra.
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