El
reeleccionismo del Licenciado Sirvén[1].
Habla
Sirvén en su papel de “rajadura” y parece que quiere olvidar que el que se rajó
fue él; que siendo joven, soltero y fuerte, huyó a México cuando se inició la
guerra de independencia.
¡Sirvén el
“rajado” queriendo ser director de la política en el solar de los Peraltas, los
García, los Cables y cientos de cientos cubanos de verdad!
¡Sirvén, el
de Bucaramanga, el venezolano que nada ha hecho por Cuba, convertido en Jefe
Político en Holguín!
Vamos a
otra cosa. No es verdad que el Dr. Socarrás viniera de Camaguey para Holguín;
vino a Holguín procedente del campo mambí.
Voy a
relatar un hecho generoso del Licenciado Sirvén: cuando fue desgraciadamente
herido el liberal entusiasta y cubano probado Sr. Armelio Hechavarría (q.e.d),
Sirvén mandó personalmente a los médicos para que operaran a Hechavarría,
manifestando que los honorarios él los pagaría. Socarrás, que fue uno de los
médicos, renunció a cobrar cantidad alguna por tratarse de Armelio Hechavarría;
los otros médicos cansados de esperar sus honorarios, que Sirvén ofreció pagar,
renunciaron a ellos.
El disco de
la carta de renuncia de puestos honoríficos del dr. Socarrás es un disco muy
gastado que ya no surte efecto, extraña, sí, que de esa carta haga Sirvén uso
tan incorrecto.
En nuestro
poder obran dos cartas del Lcdo. Sirvén, una de fecha 15 de noviembre de 1912,
dirigida al Sr. Rafael Cruz, de Auras, que entre otras cosas dice:
”Necesito asegurarme con votos en Auras, a fin de evitar los que obtenga en Jiguaní el que está atrás, que solo le llevo 46 votos y me puede pasar fácilmente y es ese Dubay, que tiene amigos en Jiguaní. Por ello allí en Auras los liberales en armonía con los conservadores pueden reforzar mi candidatura.
“Lavernia
te explicará el modo y así obtengo yo los votos de ustedes más los de los
conservadores”. (¿Cómo se llama esto? ¿No es traición?)
El 16 de
noviembre de 1912 escribió Sirvén al Sr. Ricardo Ajo, de Auras y entre otras
cosas le decía:
“Deseo
significarle que como ya no tiene interés las elecciones de Presidente y
Gobernador, por estar estas perdidas, ente eso quiero a mis buenos amigos
confiarle el cuidado de mi candidatura. Y yo necesito que mis amigos de Auras
se den cuenta y me favorezcan con sus votos preferentes en la votación y
obtengan de algunos amigos contrarios en política su apoyo a mi candidatura.
“Lavernia
queda enterado de mis deseos y yo deseo que se ponga de acuerdo y de acuerdo
con los conservadores hagan en mi obsequio cuanto puedan”.
Son estos
párrafos textuales: al Sr. Lavernia confió, probablemente, Sirvén, la
combinación para hacer eficaz la traición.
Ya hemos
dicho bastante.
El Derecho, 12.06.1916
[1] En esos momentos Sirvén,
además de Representante a la
Cámara, era el Director Jefe del periódico La Razón
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