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miércoles, 10 de agosto de 2016

Despide Holguin al sacerdote Padre Castellanos



Desde la mañana del miércoles que llegó a esta ciudad el muy querido Padre Rafael C. Castellanos, hasta la tarde de ayer que partió para Santiago de Cuba, no ha cesado tan virtuoso sacerdote de recibir manifestaciones de simpatía y de respeto de todos los elementos sociales de Holguín.

A las ocho de la noche del jueves se vio invadido el hospedaje del P. Castellanos por infinidad de señoras, señoritas, caballeros y niñois que fueron a demostrarle una vez más el cariño que Holguín le profesa. En esos momentos llegó la orquesta que dirige el Sr. José María Ochoa, entonando el himno dominicano, La Bayamesa y algunas otras piezas de su repertorio.

La numerosa concurrencia fue galantemente obsequiada con finos dulces y licores, recibiendo todo género de atenciones así del P. Castellanos como de la apreciable familia Hechavarría.

En el momento de despedirse los concurrentes, el P. Castellanos, con frases galanas, dio las gracias a todos y dijo, entre otras cosas, que su cuerpo partía para Santo Domingo y su corazón se quedaba en este Holguín para él tan querido y del que tantas muestras de afecto había recibido.

A las once de la noche se llevó a cabo otro acto no menos simpático: la serena por la popular orquesta del Sr. Manuel Avilés, la cual, por haber tenido el compromiso de tocar en la función que se celebraba en el teatro, no pudo concurrir a las primeras horas con la del Sr. Ochoa.

Los actos realizados por el pueblo de Holguín en pro del P. Castellanos demuestran la popularidad que goza el referido sacerdote, puesto que jamás se han visto demostraciones como estas a ningún ministro de la iglesia.

Ayer a las cinco de la tarde abandonó el ilustre dominicano la ciudad del Marañón, partiendo para Santiago, desde donde seguirá rumbo a la hospitalaria República, su patria. Allí le espera el cariño de su amantísima madre y demás familiares.

El P. Castellanos ocupará bien la secretaría del Arzobispado o el curato y vicaría de Puerto Plata, puestos importantes que le tiene ofrecido el Prelado que rige los destinos de la iglesia católica de Santo Domingo.
El Eco de Holguín, 05.05.1907

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