En nuestro
vehemente deseo de servir a los lectores de El Eco, entre los cuales muchos nos
han suplicado publiquemos el discurso pronunciado por el ilustre tribuno Rafael
Montoso, en el meeting celebrado en el teatro Tacón en el mes de agosto:
“(…) ha llegado la oportunidad de poder declarar el olvido de los antiguos rencores y sobre los escombros ensangrentados ha de levantarse el edificio de la patria que a todos ha de albergar para siempre. (APLAUSOS)“(…)“Tratamos, señores, de construir un círculo, un centro de acción y de opinión al que puedan venir los hombres de sentimientos liberales y conservadores de todas las procedencias, y que deseen cooperar de una manera eficaz y decisiva al apaciguamiento de las pasiones, a la reconstrucción del equilibrio social, a la reparación de los daños causados para que sea posible, al fin, acercarnos al término de la agitación en que vivimos, y entrar al fin en la era del renacimiento.“Si no creyera que eso es posible no me hubiera resuelto a romper en tan breves días un silencio impuesto al corazón por las amarguras que a todos alcanza, por las decepciones que todos sentimos, y por el cansancio invencible que se apodera de los hombres públicos cuando se ven aparecer, una y otra vez, los mismos problemas, como si fueran para la actual generación, irresolubles.“Hemos destruido a Cuba, socavado hasta los cimientos del antiguo orden social, pero por entre esas ruinas ensangrentadas reaparece la vieja estructura de nuestra sociedad y sobre ella ha de levantarse indispensablemente la Constitución futura, porque un pueblo no es una creación artificial.“Hay que recordar las frases que de manera elocuente pronunciaba no hace muchas noches el Dr. Hernández: una Constitución no puede ser obra de un partido, la obra de una fracción, tiene que ser la resultante de todas las aspiraciones de un país, tiene que ser la obra colectiva en que se reconozca el pensamiento, la voluntad de una nación; y cuando eso no suceda la Constitución lejos de ser el símbolo que a todos nos reúna y ampare por largos años, y hasta siglos, en vez de ser eso, no es más que una prenda de combate, una señal ensangrentada que se disputan los partidos en sus agitaciones, y si fuéramos tan desgraciados que nuestra Constitución no encerrara la síntesis del espíritu nacional, tened seguro que duraríamos bien poco y seríamos harto desgraciados. (APLAUSOS)“(…)”
(El Eco
toma el discurso del Diario de la
Marina)
El Eco de Holguín. 08.09.1900
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