EL ORIENTAL
PERIODICO LITERARIO, MERCANTIL, ECONOMICO Y DE NOTICIAS
HOLGUIN 7 de noviembre de 1862.
Viernes, San Florencio obispo.
Año 1. No. 19
Baracoa: del mes de Octubre
Es el día veinte y cinco
Y el año sesenta y dos,
Del décimo nono siglo.
Apreciable localista
De “El Oriental”: ahora mismo,
Que es casi el anochecer,
Un número he recibido
Del periódico en que escribes,
Cuyo número ha traído
“El vapor” de Regio, nombre
Y “Asturias” por apellido.
Con no pequeña sorpresa
En el “Folletín” he visto
El verso en que me mostré
Quejoso, más no ofendido,
Y tu replica también
Que me ha gustado infinito,
Por cuanto en ella demuestras
La virtud del Patriotismo.
Y, aunque no nos conocemos
Des que tu verso he leído
No tengo ningún reparo
En llamarte amigo mio.
Y es que me place en el alma
Te hayas dado por sentido
Y te defiendas de un modo
Que en justicia llamo digno,
Más debo rectificar
Tu opinión, puesto que has dicho
“Porque la prensa es en Cuba
Lo que en todo el mundo ha sido”,
Es decir, que tu presumes
O al menos has comprendido
Que yo a la Isla zahiero
Hablando del “Periodismo”.
Pero en verdad no es así,
Pues si bien me he contraído
A la Isla en este asunto,
Es por cuanto en ella escribo.
Por lo demás, no te creas
Que jamás doy al olvido
Aquello de “en todas
Cuecen habas” y más insisto
En decir que en esta tierra
(Sea cual fuere el motivo)
“A todo el mundo se alaba.
Y si no, dime, ¿nunca has visto
Ensalzar pomposamente
Algunos pobres escritos
Que más que recomendarlos
Debieron darse al olvido?
¿No has visto cuando la Parca
Corta de la vida el hilo
A una joven, o a un anciano,
O aunque sea a un parvulito,
Poner en letras de molde
Sus preciosos atractivos,
Su talento y honradez,
O sus precoces instintos?
En época no lejana,
Dí, Localista, ¿no has visto
Al “Moro Muza” tronar
Contra “Sinsontes” invictos
Que estaban acostumbrados
A verse siempre aplaudidos?
¿Falto en algo a la verdad?
¿No es muy cierto lo que digo?
¿Y crees tú que yo culpe
De esto, solo al Periodismo?
¡Oh, no! que, aunque fuera estoy
De tu azaroso destino,
No por eso desconozco
Toda la virtud y tino
Que tu profesión demanda.
Los caprichos infinitos
Del público, (a quien sirves
Con aquel celoso brío
Del mártir que por su fe
Corre constantes peligros)
Yo culpo la vanidad,
(No a nosotros, lo repito),
De esos seres que os exigen
Aplausos inmerecidos.
Yo critico solamente
Las malas mañas del siglo:
Yo atacaré las costumbres
Más, respeto al individuo.
Y aunque la ocasión pasada
Contra ti me he dirigido,
Porque fuiste indulgente
Hasta el exceso conmigo.
Tu bien criterio, sin duda,
Al ver mi réplica dijo:
“¡Oh, cuán raros son los hombres!
He aquí un caso no previsto,
Y en verdad que no le falta
Su razón Badimiro”.
Pero debo advertir
Con respecto al finalito
(Que, según señas, parece
Que te ha picado en lo vivo)
Que en aquel final “a todos
Y a ninguno me dirijo”.
Y por lo que a ti concierne
Con toda franqueza digo
Que he notado independencia
Y verdad en tus escritos.
Y la prueba más patente
De ser cierto este mi dicho
Es, que, a pesar de mi genio,
Del modo que vez te escribo.
Sin embargo, no imagines
Que yo quedo convencido
De que la “local” de marras
En justicia he merecido.
Badimiro.
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