Habla el
primogénito del inolvidable mártir de Soroa.
Guanabacoa, marzo 25 de 1910[1]Sr. Diego Jiménez, Santiago de CubaDistinguido Sr., y amigo muy querido:No hace mucho acabo de enterarme por mi querida mamá de su caballerosidad y nobles ideales de patriota, que unidos a la dignidad y consideración de ese Consejo Provincial, han querido honrar la memoria de mi pobre padre, por cuyo motivo, aprovechando el regocijo que me embarga, quiero hacer constar mi gratitud hacia Ud., en particular y al mismo tiempo servirá para el Consejo en general.¡Que satisfacción más grande he tenido al leer su carta en que nos comunica que ese Consejo Provincial continuará velando por mi educación e instrucción!(…)Era yo muy pequeño cuando mi padre al campo se marchó, y mi madre, con esa ternura propia de la mujer cubana, le decía: “no te vayas Panchito, piensa en que tus hijos quedarán sin padre y en consecuencia desgraciados”, y ¿sabe el Sr., Jiménez y ese Consejo Provincial lo que contestaba?: “Verdad es que puedo ser presa del plomo vil, más mis hijos no quedarán desamparados, ahí quedan mis compañeros que sabrán velar por Ustedes”.(…)Fdo: Francisco Frexes Bruzón.
El Eco de Holguín, 02.04.1910
[1] El hijo de Panchito Frexes
estudiaba en el Colegio de las Escuelas Pías de Guanabacoa gracias a una beca
otorgada por el Gobierno provincial.
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