Eran las
seis de la mañana del miércoles 19, día de San José, cuando un pueblo lleno de
entusiasmo se dirigía al nuevo paseo con el objeto de tomar puesto en la gran
fiesta que allí se habría de celebrar con motivo de la bendición del mismo,
¡que hermoso espectáculo! Allí se encontraban centenares de niños de las nueve
aulas de la Ciudad. Allí
no se veía más que una masa humana compuesta por miles de espectadores con una
sola alma, con un solo pensamiento: el progreso.
A las siete
era la hora señalada para cumplir la tradicional costumbre de bendición. Tócale
la gloria al venerable sacerdote católico señor Segundo R. Luaces, quien al
poner la planta en aquel lugar fue saludado a los acordes del Himno Nacional y
acto seguido procedió a cumplir su sagrada misión, bautizando el parque con el
simbólico nombre de JOSE MARTÍ, que conmemora al gran apóstol de Nuestras
libertades, al mártir de Dos Ríos.
Terminada
la ceremonia religiosa se retiraron los niños a sus respectivas escuelas y
dieron principio los juegos que ya se habían hecho figurar en el programa.
A las cinco
de la tarde dio principio la corrida de cintas que resultó brillantísima.
La retreta
fue otro acto sorprendente, así por lo animado y concurrido, como por las
magnificas piezas ejecutadas por la orquesta. Allí hubo derroche de fuegos de
artificio y bonitos globos, contándose doce de éstos.
Los bailes
del Liceo y Sociedad de Artesanos cerraron con broche de oro las fiestas del
día, ambos terminaron a una hora bastante avanzada de la madrugada.
El Eco de Holguín. Miércoles, 22.03.1902
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