La Luz de Yara. Tienda de ropas,
sombrerería, peletería, sedería y quincalla.
Desde
Cuba hasta Gibara
no
se encontrará una tienda
que
sus artículos venda
cual
vende “La Luz de
Yara”.
¿No
ve Ud., ese señor
que
por esa calle va?
Pues
acerquese y oirá
lo
que dice con dolor:
“es
inútil, no hay remedio
desde
que se abrió esa tienda,
por
más barato que uno venda,
no
puedo ganar un medio.
Y
si a precios de factura
mis
géneros rebajara,
todavía
“La Luz de Yara”
vendería
con más baratura.
Ahora
Infante fue a buscar
a La Habana otro surtido,
venderá
como ha vendido
y
nos hará reventar.
Y
tendremos que cerrar
pues
es verdad evidente
que
ya Infante está demente
y
vende sin reparar.
La Opinión, 25.04.1900
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