Esta ciudad fue construida por mis padres vísperas de mi nacimiento
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viernes, 22 de julio de 2016

¿Buscar el tema?



Un tema se encuentra donde menos se busca: en el campo, en las flores, en las cristalinas aguas de un arroyuelo, ¡Oh!. El Marañón cuyas riberas permanecen todo el año cubiertas de un rico verdor, donde el tocoloro (Sic), el sinsonte y mil pajarillos indígenas entonan harmonioso (Sic) canto, saludando la risueña aurora. ¡Ah el Marañón!, preciosa cinta de plata, destinada por la naturaleza para ofrecer mayores encantos al anchuroso valle que sirve de asiento a la linda y bien trazada ciudad de San Isidoro de Holguín, donde se retrata un cielo sereno y apacible, donde las frescas brisas forman caprichosos rizos.

¿Qué te falta? ¿Inspirados bardos que canten tu linfa, tus dulces murmuríos? No; necesito una cosa, solo una, un puente que recuerde a las generaciones venideras los buenos deseos que hacia este pueblo animaban al digno gobernante americano, Mr Moore, que tan acertadamente dispuso la construcción del que hoy ostenta el Jigüe; un puente, que es el único que falta para que el pasajero que visite nuestra ciudad transite libremente en todas direcciones, sin que en épocas de lluvia le detengan las embravecidas ondas… ¡Oh, Marañón!, manso arroyuelo, tus aguas engendran amor hacia tu pueblo histórico y por eso el extranjero que tiene la dicha de probarlas se siente satisfecho. Asó lo han demostrado los muchos que se han ausentado a sus nativos lares y a ellos han regresado después de vivir en tus riveras. Así lo ha declarado el ya citado Mr. Moore, que es amigo de nuestro progreso y lo demostrará una vez más disponiendo se realice la construcción del puente que aludimos.

Seguros de ello le anticipamos nuestro aplauso.

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