Se ve a las
claras que de nada vale un Alcalde con iniciativas y datado de buena voluntad
si carece del apoyo del vecindario con lo que poco o nada podrá hacer.
Eso se nos
ocurre al tender la vista por las calles de nuestra histórica ciudad: la mayor
parte de ellas enyerbadas durante casi todo el año. Igual diríamos con
referencia al alumbrado por cuenta de los vecinos pudientes, que muchos de
ellos prefieren que la puerta de su casa se asemeje a la de una caverna
pavorosa antes de emplear un solo centavo en petróleo para la luz.
De nada
valen las disposiciones que se dictan para que los dueños o inquilinos de casas
mantengan en perfecto estado de limpieza los frentes de sus domicilios y que a
la vez iluminen las puertas de estas cuando no alumbra la luna.
El Eco de Holguín. 01.08.1900
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